Resistir y rehacerse
- israelsilveira9
- 14 feb 2021
- 2 Min. de lectura
La resiliencia es un concepto que integra el campo de la salud mental y que designa el grado de flexibilidad y adaptación frente a eventos disruptivos y potencialmente traumáticos. Como muchos otros conceptos que no provienen del campo teórico del psicoanálisis, aún es visto con recelo por los psicoanalistas; sin embargo, va ganando su espacio en la clínica, como otrora lo hiciera el concepto de apego.
Durante mucho tiempo se atribuyó esta capacidad especial de algunos individuos a sus condiciones personales; desde una perspectiva psicoanalítica “clásica”, podríamos hacer referencia a una singular constitución psíquica. Sin embargo desde una perspectiva relacional, tenemos que poner atención, además, a las interacciones de los individuos resilientes con su medio familiar y comunitario, principalmente a las interacciones tempranas en los contextos de desarrollo. Por supuesto, constitución psíquica y contextos de desarrollo, son inescindibles y se hallan en una relación dialéctica; pero me refiero al énfasis que pueda dársele a una u otros en la conceptualización de la resiliencia.
Como en el clásico La vita è bella de Roberto Benigni, nuestra capacidad de resistir y rehacernos frente a la adversidad y los avatares de la vida parecería depender en buena parte de la interpretación que podamos hacer de ellos. En esa reinterpretación sería esencial el soporte imaginario de un otro.
En cualquier caso, parece que la posibilidad de darle un sentido a aquello que en principio es disruptivo para el sujeto. tiene un efecto protector de resiliencia respecto de lo que podría además ser actual o potencialmente traumático.
¿Cuántas veces en el curso de un análisis afrontamos esta tarea de resignificar aquello que tanto nos duele? A veces tanto que ni siquiera podemos hablar de ello. Los tan escuchados “No puedo avanzar”, “No sé lo que me pasa”, “No puedo dejar de pensar en esto”; no deberían ser motivo de ansiedad o desesperación. La sesión analítica provee un espacio profesional de escucha atenta y comprometida que posibilita el “poner palabras” a aquello que por no tenerlas, se expresa como inhibición, síntoma o angustia.








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